lunes, 29 de noviembre de 2010

Los 14 apocalipsis

Los 14 apocalipsis fueron un conjunto de guerras ocurridas en una temporalidad de 281 años, todas con períodos de paz intermedios, algunos medianamente “largos” otros exhaustivamente cortos. Primeramente, fueron conocidas como guerras mundiales, hasta que la última guerra logró desatar el verdadero pánico mundial.

Los anteriores conflictos bélicos habían logrado sacudir la tranquilidad mundial, habían conseguido arrasar con inmensidades masas humanas, pero la problemática “14” alcanzó desatar el lado más monstruoso de los tres titanes sirvientes al divino. La guerra solo duró 2 años, pero el pos de la conflictividad fue una etapa que aún direcciona los resentimientos y reactiva lágrimas luego de 5 décadas de “conciliación”. El período de paz más largo fue entre mediados del siglo XX y la primera cuarta parte del siglo XXI, no obstante, siempre estuvieron vigentes tensiones entre países cuyas ideologías hacían chispas en sus contrariedades.

El tercer conflicto fue el del agua, ésta había escaseado en partes estratégicas del mundo, los países más poderosos estaban enfrascados en saltar la crisis, apuro que llevó a éstos a tomar a la fuerza fuentes de agua ajenas a su territorio. Al principio la compraban a países estriados por frondosos ríos y procesaron el agua salada, cosa que no fue suficientemente eficiente ante el inminente colapso que tambaleaba aquellos territorios. Aunque la solución llegó 60 años después a los alrededores, solo se podían visualizar los escombros, las ruinas y el silbido del viento junto a la destrucción y la muerte como rutina. Hoy quedan algunas ciudades fantasmas donde la naturaleza copula entre las paredes de concreto. La luz y la solución llegó luego de que ese científico hoy recordado como un héroe mundial inventó una maquina capaz de producir cantidades considerables del apreciado H2O. Los hombres de guerras abatidos, sedientos, escuetos y desnutridos pudieron regresar a sus hogares con la certeza de que el agua no sería un problema por el cual volverían a levantar las armas. De eso solo quedan papeles amarillentos, memorias transmitidas de generación en generación y algunos cuantos libros de historia que reflejan el problema de diferentes enfoques.

Los siguientes conflictos hiriendo hasta el penúltimo estuvieron ligados a la materia prima y los hidrocarburos, a pocos años de la devastación por causa del apocalipsis de la sequía. Muchos países vendieron como prostitutas a la patria. Apenas cojeaban luego de la guerra anterior, transcurrieron 20 años de una falsa armonía, cuando apenas se dispersó que el petróleo amenazaba con convertirse en un recuerdo a voces temblorosas, los espacios violados por aeronaves no se hicieron esperar, comenzaron a trazar los nuevos acontecimientos del apocalipsis del “oro negro”. No fue el pánico de la paralización de miles de aparatos, máquinas y transportadores, fue el susto de no contar con la fuerza suficiente para enfrentar a los ambiciosos países que saquearían las reservas luego de un sometimiento bárbaro. La esclavitud volvió a germinar en territorios donde antes habían bramidos de libertades. Las mujeres multiplicaban a los hombres y entonces ellas fueron adentradas a la guerra. A la sazón ya muchos no creían en las banderas, ni los himnos sanaban heridas y mucho menos los escudos protegían las constantes embestidas. Fue un conflicto tras otro, aguas enrojecidas, tierras vertidas de sangre, impacto severo a la naturaleza, gritos de dolor, abusos y excesos.

Sin embargo, los 13 apocalipsis anteriores, lograron menguar cuando ya no había más presupuesto para financiar armamento, los años de guerra y muerte fueron paralizados por cuestiones económicas. El resultado fue un espejo de enfermedades, culpas, atentados y daños irremediables a Gaia. No fue hasta el apocalipsis 14 donde los representantes de las diferentes religiones monoteístas en una problemática de ideologías desatarían la más dura de las guerras y genocidios a lo largo y ancho de los continentes… comenzó el último mes hace 50 años, y duró lo más malignos 2 años de la historia humana. Aún las memorias siguen frescas como el barro luego de la lluvia.

La guerra fue comenzada por los tres titanes al mismo tiempo, las sinagogas fueron infestadas de una viruela mutada y letal, las mezquitas y la Meca ardieron en un ardiente fuego al reventar una bomba ensordecedora, las iglesias por su parte fueron pulverizadas con armamento químico no clasificado. La viruela se expandió por el mundo de una forma increíble, su nivel de contagio era potente, y su brote aún más, pocos días bastaban para hacer estragos en el cuerpo, mientras que los ataques nucleares abrían troneras donde antes habían ciudades. El armamento químico mutilaba cuerpos hasta asquearse, hasta morir gritando. Aún se rememora a una vieja mujer que gritaba: “¡Dios repudia nuestras tierra, él se asquea con este infierno!”. Se hacía llamar la profeta de la nueva religión de la salvación, ni si quiera pudo elegir donde montar el nuevo templo, la viruela le infestó hasta los ojos.

Por otra parte, la calamidad y las rabietas de los tres titanes habían acabado con gran parte de la población mundial. Ellos, los titanes se impresionaron al ver que el malecón que había ante sus ojos no pudo sostener la oleada de muertes que se concurrían como en un concierto de miedos. Decidieron dejar los conflictos y ponerse cada una por su lado a trabajar por rescatar a los seguidores que aún seguían con vida y no estaban infectados por la letal viruela. Sin acuerdos de por medio, pero con sus conciencias pululando un pus que les quemaba las sienes, sin protocolos de estreches de manos cada quien se puso a trabajar en los refugios.

Se comenzaron a edificar fuertes, murallas gruesas y altas. Ahí se les abrieron las puertas a los “aptos” para poder entrar y al fin estar a salvo de los peligros exteriores. Los gritos de los virulientos aún hacen ecos, y los suicidios tampoco faltaron en pos del apocalipsis de la Inclemencia. La religión se volvió una práctica que muchos abandonaron, para adoptar las nuevas creencias que permitieran sanar los cuchillazos que las beldades monoteístas clavaron a la fe. La “paz” no se dio por medio de acuerdos, se logró por la incomunicación de los otros continentes. Es de suponer que las escamas siguen esperando volverse agallas, pero hasta entonces apenas la humanidad se repone de sus amenazas, la naturaleza vuelve a restaurarse a pesar de la masiva extinción de especies y el cielo ya no es gris. La hecatombe por ahora guarda energías luego de sus pinceladas.


Reflexión de autor:
“Aún no estamos exentos de la guerra, ni del infierno vivido del humano matando a otro humano, pero estos años de armonía me han enseñado a mi y a mi pueblo a no seguir mirando desde la intolerancia. La paz es un desorden en silencio, este bienestar y este viento valen más que los pretextos para atacar”
ALEA IACTA EST

Fuerte la Clemencia
Décimo día de agosto del 2.200
Adonaí J., Maracundith.
Diario: El amanecer.


Autor: Carlos Arturo

4 comentarios:

Luis Arturo Cerón dijo...

Wuauuu, un relato apocalíptico realmente impresionante, ¿alejado de la realidad?, lamentablemente pienso que no, me voy impresionado de la forma y fondo de tu escrito, y me pregunto, ¿continúa?, realmente buenísimo amigo mío.

Un abrazo

Gaspar

Mariluz GH dijo...

Carlos me has dejado totalmente paralizada... qué gran relato, qué profunda reflexión hacia donde caminamos por nuestros excesos y abandonos ¡¡grande, Carlos!!

Abrazos cariñosos y admirados, mi niño guapo

NazzaPach dijo...

Eres un genio en la historia!

Caco dijo...

* Gaspar, gracias amigo, hasta ahora no había pensado darle continuidad, pero no es una mala idea. Agradezco el aporte y lo bueno que me dejas.

Abrazos inmensos.

*Mariluz, hace días que me estaba punzando en los bordes de la mente este relato, nació de otra idea que no puedo amoldar a un espacio. Espero hacerlo pronto. Muchas gracias por todos esos halagos amiga, la humanidad cava continuamente los abismos en los cuales siempre terminamos cayendo.

Más son mis admiraciones para vos, guapa. Abrazos y besos recién hechos.

* Naza, ay amiga, las ganas mías de serlo, ¡Jajaja! gracias por tu paso y tu huella.

Abrazotes.

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Gracias Verónica por tomarme en cuenta :-) Feliz semana de la amistad a todos