jueves, 21 de mayo de 2009

"Crónicas de las Quimeras Americanas"



Cuando la quimera despertó, se dio cuenta de lo desolado del ambiente…. El genocidio había dejado un hedor a sangre que se camuflaba en el invisible del viento. La esclavitud la tenía con cicatrices profundas, desangraba, moría y revivía. Sus instintos belicosos se habían mutado a cayos, sus ojos comenzaron a dejar de ser del mundo en que estaba existiendo.

Había adoptado las características de los colonizadores, formaba parte de su extirpe pero otros adjuntos le hacían diferentes a ellos en tanta igualdad. Con su mano derecha dibujaba la cruz con puntos estratégicos empezando en la frente, bajando al pecho, y a ambos lados de sus hombros. En continuas lágrimas se preguntaba: “¿Qué podía hacerle menos?” No era ni blanca, ni oscura, ni de piel rojiza, era un nuevo nacimiento del mundo que ellos habían hecho suyo.

Sintió vergüenza por sus orígenes, entre sus rencores figuraba lo que un día fue y ya no era. Permitió su formación bajo el yugo monárquico, mientras que era un súbdito más, un discriminado, un americano, un africano, un mestizo.

Sus ancestros los habían definido como barbaros, salvajes y animales con rasgos humanos. Pero las cuestiones del color eran más fuertes que otra retórica.

Un día, el sol brilló ante sus ojos, el mar mojó sus pies, la vida le hizo sentir importante y sus heridas vertientes de sangre comenzaban a ser solo marcas, cicatrices del pasado que le definían, que le acompañarían hasta el fin de la existencia, y quien la convertirían en el nuevo liberto. Con banderas, con escudos e Himnos de su nación. Entendió el proceso que la historia le había señalado, se olvidó del reproche y luchas internas.

La quimera abrió los ojos y comenzó la revolución, la sangre sería derramada, la guerra real había comenzado, la independencia brilló, y la vida se renovó.

Sin embargo comenzó la nueva guerra, esa guerra de identidades y orgullo a su misma vida. Se han ido construyendo las estructuras, hoy es una miscelánea de culturas, una huella que se comienza a marcar, mientras que el céfiro sopla y las olas golpean las costas.

Las cicatrices siguen intactas, a veces duelen, pero no ha sido un cáncer que acabe con las esperanzas del nuevo mundo, mientras que se analizan las fisonomías frente al espejo, se escriben las líneas que serán las “Crónicas de las Quimeras Americanas”.
Autor:
Carlos Arturo

4 comentarios:

NazzaPach dijo...

Me gusta mucho este escrito... me hace rememorar muchas cosas, que nacieron de hechos parecidos!!

Excelente caco..

Caco dijo...

Graaacias Naz... :-) me encanta que te pases por acá a leerme.... sii.. yo veo a ese escrito como un suspiro de la historia xD

Lily dijo...

Tus "quimeras" van precedidas del color verde esperanza...a pesar de todo y todos. Dicen que es bueno tener esperanzas, porque lo mantiene a uno vivo...y construyendo o reconstruyendo caminos.

Saludos,
Lily

Caco dijo...

La esperanza es un factor fundamental en los procesos de vidorría, Gracias por darte tiempo a leerme.

Saludos!

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Gracias Verónica por tomarme en cuenta :-) Feliz semana de la amistad a todos