A: Yarelis Marín
Habitamos lo impensable
como el retoño creciendo
inocente de las miradas
en el espectro del silencio,
en el anhelo innato de las Litae
en cuya estela tu nombre se dibuja.
Ocurre el mundo indómito
ante nuestras hambres y fiebres,
sobre la esflorecencia e imposibilidad,
entre lo transitorio y lo íntimo.
Sí, ocurre el mundo
indiferente y orgánico,
enrevesado y vinculado
permeando en el abono de la memoria
consumiendo las carnes y el corazón,
en las conjugaciones esenciales:
Confío en ti,
Te quiero,
Te amo,
Te agradezco por todo
Dios te bendiga.
Pasamos, somos, seremos y fuimos,
surcando en el andar la humareda
las fauces de ciertas oscuridades
avistando chispas de luz como farolas.
Algunas sonrisas cuentan y contarán tu historia.
El mundo ocurre, sí
ha debido ser y has debido estar,
pese al caos que nos conduce a esta orilla.
Ahora recibe todas las flores de tu semillas
piensa en los pájaros que te han expandido,
encuéntrate en las almas que has tocado.
La belleza que percibes es la que eres.
Carlos Arturo